31.1.16

MICROCENTRO

Así vendría a ser su cartel, el cartel luminoso de neón que llevaba sobre sí, av.corrientesco e inaguantable, ese que explicaba, él iba a ser la excepción a la muerte, a la ruina, a los charcos, a las mierdas puestas con manga repostera de los perros-lámpara paseados por extraños alquilados. 
Pero sobre todo a la vejez y a las mujeres feas y gordas, que las mujeres se le iban volviendo algo desagradable e incluso una trampa indeseable: no al beneficio de ellas sino a la estafa de volver a creer en aquello, en la cobardía de aceptar que las cosas son lo que vienen siendo. 
Dobló por Libertad arrepentido. Y feas porque todas las restricciones del matricidio con la tristeza propia del sueño no realizado, las vuelve castradoras y entonces se definen por lo que no les gusta, como hacen las personas que no hacen cosas. Les caen mal los putos y las que no se casan. Lo que dijo la chica con botas blancas y que se sirvió de comida y que se podría haber servido. Los negocios se ven despintados, mejor volver a la avenida.

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