24.8.14

EL CANTO

Todo comenzó porque los sicarios que no saben de su oficio compraron la estancia y las vizcachas para llegar a ella. Vos insistís con que la mentira es un acto de amor, con que si no se oculta no se ama.

Cuando discutimos siempre hacés lo mismo. Ni siquiera me tomaré la molestia de explicarte. Terminás concluyendo en que estos son tiempos complicados. Lo decís como diría cualquier persona, en cualquier época.

Yo prefiero hablar de las particularidades. Viene con bandeja. Esta época viene con una joroba detrás de una camisa elegante, viene con cicatrices inundadas de maquillaje, viene con una sala de espera llena payasos y viene con una bandeja. El metal alargado acerca una sola cosa: miles de opciones: miles de vidas, miles de lenguas, miles de centauros, miles de macetas, miles de médicos, miles de poetas. De repente, todo puede pasar, no hay nada que te encadene a nada, todas las vidas son posibles. Levedad del ser, La Insoportable.

Pero ustedes merecen saber, son falsas. Aunque las opciones fueron tejidas en las buenas intenciones, la tarea de su envoltura fue encomendada a las sirenas. Juraron que en esta oportunidad no colocarían la tentación, pero eso es lo que ellas hacen, lo que siempre hicieron. La ley del libre albedrío falló (¿ganó?) otra vez.

Libre albedrío: tengo un hijo de seis años, cocainómano, lo encierro en una habitación con papeles, lápices, películas, comida, juguetes y tres líneas. Regreso a los tres días para ver que ha hecho. Dios debe ser mujer para esperar tantas cosas de los hombres.

Ahora necesito explicar a las sirenas. Si ellas justifican las debilidades, yo voy a justificarlas a ellas. Cada día las veo más heridas y lastimadas. Las sirenas tientan pero con culpa. El chiste de las opciones las tiene muy preocupadas, saben que habrá un castigo. Por las personas no se preocupan, no saben elegir, se castigan solas.

Primero las obligaron a vivir bajo el mar. Como no podían morirse, estuvieron ahogándose durante miles de años hasta que se acostumbraron y su piel adquirió un color grisáceo. El segundo castigo fue cuando llegó ese barco, las dejaron sin comida y sus cuerpos se amoldaron a la forma cadavérica. Ahora de nuevo es lo mismo. 

Las bandejas pueden venir con nada adentro. Eso no es tan grave. Casi siempre son hermosos banquetes para personas que ya comieron, robustos libros a los analfabetos, amores para los muertos, miles caen muertos. Muerte por aturdimiento.

Afuera no hay nada que no esté adentro, en el fondo uno ya sabe todo. Cuando discutimos, eso es lo que no te digo. Las venas ya se pusieron oscuras y las letras llevan la sangre. Las sirenas tiemblan, 
Tiemblan las sirenas, se miran angustiadas. Ya es difícil pensar en algo peor que un ahogado hambriento. Solas se encerraron en la habitación y esperan a que vengan con su sentencia.

Lloran y tienen miedo por su pelo ¿Cómo podrían vivir sin nada de belleza? Sueñan las sirenas, sueñan que se mueren. Y sueñan como hombre pobre que quiere ser rico y no como hombre pobre que quiere ser pájaro.

10.8.14

TÉ QVIERO

Nada en la circunstancia que rodea al hecho es especial. Todo comenzó una tarde que podía haber sido otra. Tan simple como que estábamos frente a frente tomando el té y la conversación se evapora de golpe. Ensimismados, porque los dos nos quedamos masticando algo adentro.

Entonces agarraste el saquito de forma mecánica, lo apoyaste sobre la cuchara que giró sobre el hilo hasta la parte del papelito. Ahí, como no hay nada más que hacer, apretaste con la yema del dedo gordo y las gotas oscuras salieron. Incluso siempre te quemas un poco.

No podría decir que sos torpe. Y no es porque te quiera, porque hace rato sé que esas cosas no tienen nada que ver, que no tendría problema en llamarte torpe si lo fueras, sin importar cuánto cariño mío te pertenezca. 
  
Es cierto que las cosas tienden a caerse, romperse o quemarse en tus manos pero eso es porque sos una persona de otra sintonía, otro aire, otro plano…no sé qué haces en medio de esta mundanería, entre ese colador de fideos que nunca se lava bien y los horarios dictatoriales para la basura.
  
Esta realidad o irrealidad tuya me hace verte como distraída, atrapada en ese otro lugar, incapaz de concentrarte en una taza y con su té, imposible a veces que te fijes en mí tampoco. Igual sé que es eso, tu condición, y no lo tomo como algo personal.

Como era de esperarse, el saquito cayó en el mantel antes de llegar al pequeño recipiente que tenía previsto. O quizás antes de dormir sí, me molesta no merecer una atención diferente, descubrirme igualado con la vajilla. Cayó y en la tela comenzó a esparcirse una mancha marrón. La miré.

Entonces agarré mi propio saquito y lo dejé al lado del suyo. La mancha ya eran dos círculos que crecían lentamente y luego no crecían más. Dos semanas después nos separamos. Nada en la circunstancia que rodea al hecho es especial.