Ser joven no es una actitud ni una biología, es una mirada.
Al principio tuve esa confusión, como es normal cuando se piensa en las
definiciones de las cosas. Por ejemplo, uno podría llegar a confundir que la
cualidad del lápiz es que marca cuando en realidad es que se borra.
Por ahí necesito una de esas películas que me expliquen que
sentir. Antes no entendía porque a cierta edad se deja de escuchar música
nueva, es decir, música que no sea un simple fondo, música que podría estar
sonando otro tema y sería lo mismo. Hoy siento que no puedo resistir tantas
imágenes, evocaciones, recuerdos. No es lo mismo la canción sobre un desgarro si nunca nos desgarramos que cuando ya sí.
Me preguntaba cómo sería ser grande, si me daría cuenta. Yo
pensé que nunca ba a envejecer, que eso era algo que otros me irían diciendo,
indicando (porque las personas indican a todas horas cosas nadie les pide) yo
me rebelaría dentro de lo que mi sensibilidad me permite, con esa vital
regulación que los años me enseñaron.
¿Qué cómo sería ser grande? Pues claro, lo sería como en
cualquier cultura humana, desde siempre…con dolor. El dolor que marca sentir en
las yemas los límites. Las personas tenemos dos dolores: uno es el dolor que
sentimos y el otro es la conciencia de ese dolor, este segundo dolor viene de
saber que el primero podía ser evitable.
Hoy busco un silencio, vaciarme por completo, quizás ahí de
nuevo, pueda estrenar una canción.
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