28.12.14

EL HOMBRE PLATEADO

Miro por debajo de la mesada, todas las herramientas tiradas como en el medio de la labor. En la cocina, debajo de las canillas, hay un hombre que mete y saca cosas tratando de componer una situación. Situación que yo no entiendo porque está mal. Debe estarlo porque el hombre mete y saca piezas y se concentra, me mira un rato, me mira que yo lo miro y vuelve a tratar.

No sólo su ropa es gris, un poco brillosa, sino también su cara, sus manos, sus pelos, todo está cubierto de la pintura plateada menos los ojos que parecen oscuros, menos los ojos que dicen, soy humano.

Yo estoy frente a él, sentada a la mesa redonda, tengo un tapado rojo, un chupetín rojo y mis pies no llegan a tocar el piso cuando estoy sentada en la silla. Mi mamá también está en la mesa pelando las papas a cuchillo, tiene un vestido azul marino y aros de perla. Ella actúa como si el hombre plateado no existiera, por eso yo lo observo en silencio nomás.

La abuela llega y se pone a hacer sopa de quaker. Recién viene de cortar Hortensias.


http://www.flickr.com/photos/rarasva

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