28.2.16

CORTÁZAR NO DICE ESTO

Piensa en esto: cuando te regalan un smartphone te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el teléfono, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, manzanita mordida; no te regalan solamente ese menudo ingeniero al que le darás la mano y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que llevar a todos lados, como un apéndice de correa invisible y corta. Te regalan la necesidad de cargarlo todos los días, la obligación de que esté cargado para que siga siendo un smartphone; te regalan la obsesión de saber la hora exacta en la que la gente ve los mensajes, el conteo de clicks aprobatorios, las vacaciones de los otros. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu smartphone con los demás smartphone. No te regalan un smartphone, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del smartphone.


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