9.11.15

LO QUE SOBRA

Que se caigan tus vanidades,
una por una, indefensas,
por completo aterrorizadas de cicuta.
Ante quiero verlas arrodilladas, como cualquier vanidad.

Sabe crecer en el fondo, como cualquier soberbia sabe hacer.
Imagino lentamente el movimiento,
una estatua griega trastabillando
¿Cómo, en su quietud?

Cayendo sin que nada algo,
sin ningún suceso que le salva a último momento:
héroe o casualidad agotados,
sin suspenso.

Quiero ver quebrarse tu sonrisa reventada.
Te susurró al oído que las cosas son así al trastabillar
y no el trastabillante como se piensa.
Como una burla claro, explico tu desgracia.

Tu sonrisa abierta y plástica,
cientos de pequeñas organelas orquestadas.
Sucia.
Como las buenas, malas; intenciones y ejecuciones.

Alambrados.
Aquí y allá, alambrados.
Por todos lados pedazos de metal, palo, metal, agujeros.
Un nudo herrumbrado.

Miro adentro tuyo
¿Cómo puede ser cierto que no hay nada?
Sí llego, es en esa última forma que es la indiferencia.
Te observe como un científico lleno de terquedad.

Investigarte como un turista que renuncia a la posibilidad de entender.
Desde el aventurero que intenta extraer su vacío.
Agarrándote como un artista que no usa palabras largas
y no se dice a sí mismo artista.

Captarte entre cientos de miles.
Yo te captaría con la sensibilidad que me aísla,
esa que es mi carga más horrible.
Una capacidad no requerida pero que podía salvarse, encontrándote.

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